Todos hemos tenido la enorme duda de saber cómo actuar correctamente en situaciones clave: encontrarnos por primera vez con alguien que nos gusta, mantener una entrevista de trabajo, integrarnos a un nuevo grupo de personas, son algunas de las pruebas a las que nos somete, una y otra vez, la vida en sociedad. Y a la hora de ese tipo de contactos –en los que no siempre existe la intimidad necesaria para mostrarnos naturales y relajados– suelen presentarse un sinfín de inseguridades sobre si mantuvimos o no un intercambio adecuado.
En general, no resulta tan complicado decidir qué lenguaje usar y, del mismo modo, determinar qué es lo que se puede o no decir. Sin embargo, no es tan fácil manejar a conciencia la comunicación no verbal: la postura, la ubicación física que asumimos en cada circunstancia, sumado a los gestos voluntarios e involuntarios, también definen qué estamos mostrando cuando queremos causar una impresión favorable.
La proxémica (o proxemia), justamente, se ocupa de dicha cuestión: describe las distancias entre las personas mientras éstas interactúan entre sí, y se refiere al empleo y a la percepción que el ser humano hace de su espacio físico, de su intimidad personal, de cómo y con quién lo utiliza. Aunque el término parece nuevo, en realidad no lo es: se trata de un concepto introducido por primera vez en 1963 por el antropólogo norteamericano Edward T. Hall para medir estas distancias entre las personas.
En su libro La dimensión oculta, describió las dimensiones subjetivas que rodean a alguien y las distancias físicas que uno trata de mantener frente a los demás, de acuerdo a reglas culturales muy sutiles. Hall dividió los espacios en cuatro: “íntimo” (interacción con gente de confianza, entre 15 y 45 cm.), “personal” (charla con conocidos, entre 46 y 120 cm.), “social” (distancia con extraños, entre 120 y 360 cm.), “pública” (más de 360 cm. y no tiene límite: distancia ideal para dirigirse a un grupo de personas en voz alta).
ESTAR CERCA, ¿ES MUY BUENO? “La proxémica se refiere a la percepción que el ser humano hace de su espacio físico, de cómo y con quién lo utiliza. Hall la describió como ‘el estudio de cómo el hombre estructura inconscientemente el micro-espacio’. Una de las cosas que el ser humano tiene permanentemente es su propio espacio, y su administración puede ser consciente o inconsciente –explica el ecuatoriano Ernesto Yturralde Tagle, consultor e investigador, presidente de la empresa de coaching Ernesto Iturralde & Asociados, que desde hace 25 años trabaja en el tema dando seminarios en Latinoamérica y Estados Unidos–.
La proxémica nos acompaña donde vayamos, en una íntima relación con otras personas. Las distancias comunican, envían información. Los seres humanos somos seres eminentemente sociales, e interactuamos permanentemente, manteniendo un proceso continuo de comunicación tanto verbal como no-verbal. Los humanos codificamos y enviamos mensajes, y a la vez recibimos y decodificamos otros mensajes, que idealmente deben partir y llegar de manera intacta. Al cumplirse esto, el mensaje es claro. Pero si se dan errores en origen o al recibirlos, se crean malentendidos que pueden provocar la ruptura de relaciones: familiares, comerciales o sociales”, dice este experto en la materia, y considera que en la comunicación no sólo es importante lo que se dice, sino cómo se lo dice: “Tono, gestos, miradas, gesticulaciones y ademanes que acompañan al mensaje. Quien lo recibe establece una serie de percepciones que son las que le dan su propio significado, que es el campo de la semiótica. En muchas de las ocasiones en las cuales interactuamos con otros individuos lo hacemos personalmente, y las distancias entre los interlocutores también llevan su mensaje, de ahí que la proxémica esté íntimamente vinculada con la semiótica. Podemos decir cosas con la mirada, pero la distancia en la que se establece esa mirada tiene un importante componente”, señala.
Y destaca la importancia de conocerla para hacerla jugar a nuestro favor: “Ayuda a incorporar los conceptos a nivel consciente para entender mejor algunas situaciones que, probablemente, nos generaron en más de una ocasión un gran interrogante. Se debe mantener el margen del respeto y la no intromisión en zonas íntimas de otros individuos para alcanzar objetivos propuestos en proceso de comunicación, dominando además otros factores de comunicación no-verbal. Conocer lo básico de la proxémica e investigar sobre ésta, será interesante para poder entendernos más dentro de las sociedades. Investigadores y estudiosos dedicados a las ciencias humanas y antropólogos, siguen sus procesos investigativos y se sabe que queda mucho por descubrir”.
MEDIR LA DISTANCIA. En el ámbito local, la proxémica se emplea en distintas áreas de estudio de las relaciones humanas, especialmente en psicología y en ceremonial. La licenciada Lidia Salgado, psicóloga de la UBA y titular del Estudio Lidia Salgán & Asociados que brinda consultoría para empresas, entiende que la proxémica está muy relacionada con la kinesis (del griego “movimiento”). “Los distintos niveles de espacios definidos van desde los 15 a los 360 centímetros, dependiendo del grado de confianza que haya entre los interlocutores. Pero en la vida cotidiana se pueden comprobar invasiones de espacios de todo tipo: un ejemplo puede ser el viaje en subte en horas pico, en el que el espacio entre las personas debería estar entre los niveles personal y social, pero debido a la cantidad excesiva de pasajeros, las personas se tocan entre sí a menos de 15 centímetros.
Otro ejemplo común es la parada de colectivos: cada pasajero prefiere de manera tácita que haya un espacio entre una persona y otra, de unos 50 centímetros, como mínimo. Y si alguien la acorta se genera una molestia, se supone que esa persona quiere hacer una pregunta o alguna otra acción, por lo que el otro generalmente se corre de lugar y se pone expectante o a la defensiva. Algo similar ocurre en una fila del supermercado o en un banco. Además, esta sorpresa o actitud defensiva del que se siente invadido, se ha agravado últimamente en Argentina por los robos, arrebatos y delitos en general
–indica Salgán y dice que las nociones proxémicas son grandes aliadas para una primera cita amorosa–.En una ‘cita a ciegas’ hay ciertas reglas de acercamientos progresivos y generalmente hasta un cierto límite y duración, que puede llegar al ‘espacio íntimo’ en el caso del saludo con un beso en la mejilla y con una duración breve, porque si este último es mayor a tres segundos, puede llegar a no ser correspondido por la otra persona. Había una propaganda de un snack que rezaba ‘Lleguemos a la segunda cita’ en la que un joven ‘rompía’ el encanto del clima emocional del inicio, acercándose por demás para besar a las chicas, demostrando una falta de conciencia y no saber ponerse en el lugar del otro”, detalla Salgán.
Ernesto Yturralde Tagle agrega: “Hall diferenció además tres espacios en el sentido del territorio propio: el ‘espacio fijo’, marcado por estructuras inamovibles, como construcciones y edificaciones; el ‘espacio semi-fijo’, que contiene obstáculos que se mueven o son posibles de mover, y el ‘espacio personal o informal’, que es el espacio que se ubica alrededor del cuerpo, que va con nosotros. Todos nos hacemos de lugares preferidos y a veces nos molesta cuando otros llegan a ocuparlos: nuestra casa, nuestro patio, nuestra oficina; ‘nuestro asiento’ en la mesa del comedor, en la sala de reuniones, en el salón de capacitación; nuestro lugar en la playa, nuestro sitio en el estacionamiento, inclusive en la calle. Sea cual fuere el sitio donde vayamos por más de una ocasión, lo más probable es que nos instalemos en el mismo sitio o respetemos el espacio de otras personas, dependiendo del valor que cada quien le de a los demás individuos. El espacio personal varía en función de las culturas personales, regionales o grandes culturas”.
De hecho, las cuestiones de ubicaciones y distancias difiere de un país a otro. Por ejemplo: mientras que los latinos interactuamos con los demás interponiendo espacios reducidos (de mayor intimidad), las culturas nórdicas establecen encuentros menos cercanos. La artista Mariela Yeregui, directora de la Maestría en Tecnología y Estética de las Artes Electrónicas, Universidad Nacional de Tres de Febrero, confiesa que el hecho de haber vivido varios años en Estados Unidos fue clave a la hora de llevarla a realizar su obra llamada justamente Proxémica, una instalación lumínica compuesta por 25 agentes robóticos con la conducta fóbica de evitarse unos a otros.
“Se trata de una metáfora de cómo construimos las relaciones a través de nuestros cuerpos en un espacio social. Haber vivido en California, gracias a una beca en tecnología, me hizo dar cuenta que en ese país nadie se tocaba ni se daba besos, como ocurría acá. Me faltaba piel, necesitaba otro intercambio. Y así fue como pensé en plasmar esa sensación angustiante en un contexto artístico”, cuenta Yeregui.
SER, ESTAR Y COMPORTARSE. “Se dice que el cuerpo transmite más mensajes que el lenguaje verbal. El canal verbal se usa principalmente para transmitir información, mientras que el canal no verbal se usa para expresar las actitudes personales. La observación de los grupos de gestos y la coherencia entre los canales verbales y no verbales de comunicación son las claves para efectuar una correcta interpretación del lenguaje corporal. En Protocolo, la ubicación física transmite determinados mensajes de poder: no es lo mismo estar sentado en la fila 1 de un evento que en la 10 y no es igual estar ubicado a la derecha del anfitrión en la mesa cabecera, que estar en la mesa nº 1 –observa Silvia Citrullo, técnica en ceremonial y protocolo y directora de Ceremonial Meetings Consultores, quien brinda algunos tips útiles para desplegar en el mundo laboral–.
En el caso de búsqueda de empleo, al momento de saludar la mano tiene que presionar con firmeza, mirando a los ojos del interlocutor. Cuando el postulante se sienta el torso tiene que permanecer erguido, y mostrar las palmas de las manos es un signo muy positivo, ya que transmite confianza y credibilidad. En cuanto al tipo de saludo, en el ámbito empresarial u oficial, el de mayor jerarquía impone el saludo al de menor jerarquía: si va a dar la mano o a saludarla con un beso, o si solamente la saludará con una expresión verbal de bienvenida.
Y en lo social, la cuestión de género sugiere que la mujer impone el saludo al hombre. Pero… ¿cuándo la distancia es poca, y cuándo demasiada? Hay que analizar muchos factores: si hay conocimiento previo, una relación de amistad y afecto; si es una entrevista laboral o si asistimos como invitados a un evento corporativo. Para dar una pauta general, si queremos que la gente se sienta cómoda con nuestra compañía, la regla de oro es mantener ‘cierta distancia’. El equilibrio se logra cuando todos los que integran una reunión se sienten cómodos con su ubicación física, es decir, consideran que sus espacios son respetados y no invadidos. Podemos vestirnos apropiadamente para una reunión de negocios o evento social y efectuar el saludo correcto que establecen las normas de urbanidad, pero lo más importante es acompañarlo con un trato amable, considerado, entendiendo que la cortesía es una de las más bellas virtudes, una virtud que abre mil puertas. Como decía Francisco de Quevedo: ‘Te recibirán según te presentes, te despedirán según te comportes’”
, afirma Citrullo.Para Ernesto Yturralde Tagle, la sociabilidad es condición del ser humano y por esa razón todas nuestras acciones exigen “pararse” en el lugar adecuado, respetando el espacio propio y el ajeno. “Todos nos movemos con un espacio personal dentro de los espacios públicos: en el subte, en los centros comerciales, en los baños públicos, en los parques, en el cine... Tener conciencia de las distancias proveerá sensaciones de seguridad, confianza, aventura, hacia cualquiera de los dos extremos, positiva o negativamente. Las delimitaciones de los espacios y las libertades de movimientos dentro de los límites hasta hace muy poco estaban relacionadas a los animales y sus hábitats.
Pero los seres humanos también manejamos el espacio y empleamos las distancias como una manera de satisfacer necesidades vitales individuales y de relación con los demás. Los estudios proxémicos han llegado a establecer que la percepción que tenemos del espacio personal y del espacio social, resulta determinada por aspectos culturales tales como la biología, la psicología, la sociología y la cultura; convergen en nuestros espacios y en la utilización que hacemos del territorio. En lo personal, la proxémica ha sido importante para saber hasta dónde llegar, combinando tonos de voz y marcando líneas de respeto. Me es útil en los procesos de negociación, sabiendo dónde ubicarme y procurar tener el mayor dominio visual del entorno y de las circunstancias. Tener dominio del tema es fundamental para saber interactuar con quienes nos rodean” , concluye Yturrale Tagle.
Fuente: Yahoo
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