sábado, 7 de agosto de 2010

Segundas intenciones


Una mirada complementaria; un par que no compite. Eso es un amigo varón. No entenderá de ropa ni de maquillaje, pero sí sabe de chicos (¡es uno de ellos!), y su palabra es decisiva cuando los de su género nos desconciertan. Y ya sabemos que siempre hay un momento en la adolescencia (ni que hablar en la adultez) en que eso acontece.

Sin embargo, puede suceder, que una tarde de confesiones, un día en el que el mundo parece caerse porque nos dejó plantada el hombre de nuestros sueños, entre consuelo y consuelo, él nos sorprende con un beso. Nos mira profundamente a los ojos y arremete con un “te quiero como algo más que una amiga”.

Porque ya lo había dicho Sigmund Freud, uno puede tener amigos gracias a que está reprimida la corriente erótica, tanto homosexual como heterosexual, y a que de este modo queda permitida la libre disponibilidad del amor tierno sin interferencias de índole sexual. ¿Pero qué pasa cuando esas “interferencias” aparecen? ¿Se interrumpe la amistad entre los sexos opuestos? La respuesta es “si”. ¿Y se puede retomar esa relación después de un traspié amoroso consumado? La respuesta es “tal vez”, y según la psicología moderna: “siempre y cuando haya dejado de existir tensión sexual”.

¿Cómo reconocer entonces, y para no pecar de ingenuas, que a tu amigo del alma le gustan otras cosas de vos, además de hacer juntos un licuado de bananas y compartir tardes de películas de terror? Aquí van algunos indicadores irrefutables:

- Siempre le caen mal los chicos que te gustan (ninguno está a tu altura).
- Te mira el escote cuando le estás contando algo importante.
- Hace planes que te incluyen y no necesariamente con otra gente
- Es excesivamente amable con tus padres y hermanos
- Conoce todos tus gustos y trata de complacerlos
- En tu entorno todos te dicen que “está muerto por vos” aunque no lo puedas creer.
- Cuando tiene novia, ella te cela.

Si tu amigo ya te dio un par de estas señales, es posible que en algún momento vaya por más. Por eso es bueno que no te agarre distraída, y si realmente no hay interés extra, te prepares para encarar la situación. En este caso te conviene:

- Poner un poco de distancia entre los dos, que no quiere decir dejar de verlo, sino empezar a “enfriar” la agenda de los temas que solían repasar juntos. Y ni que hablar de los abrazos prolongados y los gestos cariñosos.
- Estar preparada para responder a la pregunta ¿qué te pasa que me ignorás? y sobre todo, a dar una respuesta que lo ofenda.
- Dejarle en claro que la que tienen es una relación que no pondrías en riesgo bajo ninguna circunstancia, y ya sabemos que el amor, es una zona de riesgo…
- Proponerle un acuerdo en el que ambos establezcan los sí y los no de la amistad que mantendrán de ahora en mas. Demarcar los límites refundará la relación.

Con el tiempo, la vida nos enseña a construir relaciones de amistad con los hombres en las que la seducción no entra para fines específicos. Es cierto, hay menos confidencias pero siguen siendo contenedoras, especiales, llenas de gestos y complicidades.

Aprender a sostener en el tiempo un vínculo casi fraternal con un varón, es una forma que tenemos las mujeres de garantizarnos que habrá una voz masculina (que no estará comprometida sentimentalmente con nosotras) que nos aconsejará desdramatizar, dejar de dar vueltas, no sentir culpa, no enrollarse,  y esas cosas a las que las mujeres somos tan adictas.

Fuente: Yahoo

No hay comentarios: